lunes, 1 de marzo de 2010

Castlevania: Revenge of Dracula

Después del éxito de Castlevania, todos esperaban una secuela. En 1988 salió la secuela que nadie esperaba. Parte dos de once, Castlevania II: Simon's Quest.




En Simon's Quest, Dracula II: Noroi no Fūin en Japón, volvemos a usar a Simon Belmont, siete años después del primer juego, todavía afectado por las heridas de su encuentro con Dracula, debido a la maldición que le lanzó antes de ser derrotado. Para retirar la maldición, Simon tiene que recolectar los restos de Dracula, revivirlo y destruirlo nuevamente. Los restos están repartidos por varias mansiones, y uno tiene que buscar el camino para llegar a ellas.

Se nota que todavía no estaba muy decido que componía a Castlevania, que es esperable, siendo solo el segundo juego la serie no está realmente definida. Toma más cosas del Vampire Killer para MSX que de la versión común. En lugar de estar separado en niveles, uno tiene que explorar toda un area donde puede circular libremente, pasando por pueblos y buscando las soluciones a los puzzles que obstruyen el camino a las mansiones y los restos dentro de ellas. La idea es que sea mitad un platformer común, mitad un juego de aventura. Curiosamente es el inverso de lo que pasó con el Zelda II y el Ys III, que son también platformers y aventura, pero que antes de eso eran solo aventura.

Desgraciadamente, aunque la idea detrás de Simon's Quest es buena, el resultado es por lo menos dudoso. Los puzzles son por momentos demasiado obtusos, y aunque las pistas que se obtienen de los pueblerinos pueden ser útiles, conseguirlas implica hablar con montones de personas sin nada que decir. Y aún así las ya crípticas pistas que uno consigue estás completamente destruidas por la localización, que obviamente fue hecha por alguién que no sabía inglés. A veces uno puede llegar a vislumbrar el sentido original de la frase después de conocer la solución al puzzle, pero normalmente son balbuceos incoherentes sobre golpear acantilados con la cabeza. Aún así, es perfectamente posible termina el juego sin usar soluciones, solo se necesita algo de suerte e insistencia. Lo malo es que tiene diferentes finales, y para sacar uno bueno hace falta terminar el juego en menos de quince días (o un número cercano) y morir no más de cuatro o cinco veces, así que trabarse puede ser suficiente para conseguir el final malo aún si no perdés ni una vez.

Por suerte, recorrer el mundo del juego es divertido y como platformer mantiene todos los elementos del anterior. La dificultad es mucho más baja, probablemente aliviada por no ser un platformer puro. Las mansiones tiene muchas trampas ocultas, normalmente pozos, que aunque son frustrantes, pueden evitarse. Además las mansiones son niveles bastante cortos y sin grandes complicaciones. Cada una tiene un jefe, aunque ahí el juego comete grandes errores. Se re-spawnean cuando uno cambia de cuarto, y el cuarto del jefe no está cerrado, así que uno puede simplemente ignorar el jefe, seguir adelantes, y repetir cuando uno tiene que irse. O sea, funcionan como enemigos comunes. No hay un solo jefe de verdad en todo el juego hasta Dracula. Y ninguno es muy interesante ni difícil.

Pero con todo esos problemas el juego logra funcionar, principalmente por el ambiente. Se centra bastante en eso, con cosas como el cambio entre día y noche, o las charlas en los pueblos. Aunque es molesto leer un montón de incoherencias cuando uno busca pistas, suman al ambiente de los pueblos rodeados de monstruos, donde zombies rondan las calles durante la noche. Pero uno de los grandes momentos del juego, y cuando más se compromete con el ambiente es el castillo de Dracula. Castlevania terminaba con el castillo derrumbandose, después de que Simon matará a Dracula y exterminara y los monstruos y espíritus que lo ocupaban. Y el Simon's Quest tiene lo que queda de eso, un castillo en ruinas y deshabitado. Uno solo camina por las ruinas del castillo hasta llegar al altar donde Simons revive a Dracula. Aunque no es precisamente divertido como nivel, es apreciable que se hayan  comprometido a ese nivel con el ambiente del juego, aunque es una lástima que las ruinas realmente no son reconocibles como el castillo del primer juego. Hay partes del principio y el final del juego que son emblemáticas (al menos luego de un par de juegos más) y podrían haberse reproducido.

Musicalmente, Simon's Quest mantiene la excelencia de su predecesor, está vez compuesto por Kenichi Matsubara. El juego tiene unos pocos temas, uno para cada momento. Hay para la noche otro para el día, uno para pueblo, otro para mansiones, etc. Cada uno funciona bien dentro su area. Se mantiene en el mismo estilo, pero más variado por pertenecer a diferentes ambientes. El tema más recordado, y el único que aparecio en secuelas es Bloody Tears, el tema diurno, que es probablemente el más parecido a los temás del primer juego. Personalmente, mi favorito es Monster Dance, el tema nocturno, suena con astante acción, y el nombre suma.

Bloody Tears - Viaje diurno

Monster Dance - Viaje Nocturno

En general es un juego poco apreciado, pero es bueno, y está al nivel de la mayor parte de la serie, e incluso supera a algunos.

Música del Juego

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy bueno, che. La onda es hacer de los Castlevanias de DS? Son los únicos que pasé y la verdad que están re buenos.